La Realidad no es Cómoda ni es Sencilla

La Realidad no es Cómoda ni es Sencilla

Por Cecilio Andrade

Las cinco viejas cuestiones, ¿qué?, ¿por qué?, ¿cuándo?, ¿cómo? y ¿dónde o por dónde?, nos darán muchos datos y cientos de posibles respuestas para enfrentarnos a la fría e insensible realidad. Pero ¿qué ocurre cuando las respuestas varían de una décima de segundo a la siguiente? Las preguntas son las mismas, las respuestas jamás.

Podemos entrenar cientos, miles incluso, de respuestas específicas. ¿Las podremos llevar a buen término? Lo más probable es que en todas y cada una lleguemos tarde a la respuesta correcta, y aquí el suspenso implica no regresar a casa con los nuestros, no lo olviden.

No podemos entrenar cada situación posible. Pero si podemos entrenar las habilidades necesarias para poder responder en cada una de las situaciones. No planeamos con líneas de respuestas, sino con un conjunto homogéneo y flexible de habilidades y capacidades. He ahí la diferencia radical de planeamiento, no planeamos líneas secuenciales, sino hojas de ruta con atajos entre puntos.

Ante cualquier escenario dado, nuestra respuesta dependerá de miles de cuestiones situacionales sobre las que no podemos influir, solo podemos influir y controlar las habilidades fundamentales que poseemos. Movimiento, comunicación, desenfunde, empuñe y manipulación del arma, empleo de cubiertas y abrigos, etc. (en realidad son muchísimos etcétera). Nuestro “plan” debe generar respuestas adaptables, no respuestas del tipo inamovible y rígidas. Debemos buscar respuestas tipo “piloto automático”, y estas deben ser flexibles y adaptativas.

Pensar en responder es no poder responder, ¿por qué?, simple y llanamente porque llegamos tarde. Cambiar nuestro enfoque y planificar respuestas inmediatas y flexibles, basadas en lo que si controlamos, es decir, a nosotros mismos y nuestras capacidades, es lo que ampliará la “ventana” de probabilidades de sobrevivir.

“¿Mis habilidades? Cambio cargadores en 1.8” sin mirar y soluciono una interrupción en 1.5”. Soy muy rápido”. ¿Les suena de algo? Lo escucho infinidad de veces, y ustedes también con toda seguridad. Es fácil planear respuestas en base a nuestras habilidades en condiciones de laboratorio, o peor y más común, de grabación para mostrarnos en YouTube. En la realidad tendremos que apartar una prenda de ropa para poder empuñar el arma, o portar un cinturón lleno de equipo desde un vehículo atestado, apartar la chaqueta que esconde nuestros cargadores, mirar para saber porque el arma no dispara, analizar que debo hacer, y todo eso bajo estrés, uno o varios adversarios hostiles delante, sin olvidar toda la problemática que el principio OODA (Observar Orientar Decidir Actuar) del Coronel Boyd nos mostró.

¿Les complico las cosas? Lamento que la realidad no sea tan amable como desearíamos. Luego de todo lo anterior ahora añadan al conjunto resultante una interrogante más, el tan repetido estrés y sus efectos neurofisiológicos.

Con toda esta ecuación, con tantas variables, descubrimos que planificar, y pretender desarrollar dicho plan de forma ordenada, completa, consciente y detalladamente cuando llega la batalla real nos hará lentos en la respuesta. Como nos enseña otro viejo adagio “más vale la respuesta menos correcta en el momento adecuado, que la perfecta un momento más tarde”.

Debemos entrenar bajo presión para pulir habilidades y procedimientos, agresividad, determinación, movilidad, capacidad de comunicación, análisis del entorno, uso efectivo de nuestra arma, decidir correctamente de forma casi instantánea, entre otra infinidad de cuestiones más. Pero sobre todas las cosas debemos concienciarnos de buscar atajos para ganar siempre, hacer trampas si lo prefieren. Busquen atajos durante todos sus entrenamientos, de tal forma que puedan hacer trampa siempre para ganar ocurra lo que ocurra. “Trampa” no implica ser un sicario, implica utilizar cualquier procedimiento que nos permita ganar la iniciativa a pesar de que nuestras acciones son reacciones a las acciones de nuestros adversarios, curioso trabalenguas, ¿no creen?

Los “malos” jamás jugarán con nuestras reglas salvo cuando estas impliquen una ventaja para ellos. Así que piensen que la única “lucha justa” es aquella en la que a pesar de todo podremos regresar a casa con nuestros seres amados.

Planifiquen la agresividad, la rapidez, la fluidez, el estar alerta al detalle delator, decidir rápido, ser frío cuando la supervivencia es el premio, generar la sorpresa en lugar de dejarse sorprender. No planifiquen donde poner el pie derecho en cada caso, si no como ponerlo en cualquier situación.

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