Por Cecilio Andrade
La mente, como los músculos, debe ejercitarse de forma diaria y metódica. Nuestro primer paso para crear una buena tabla de ejercicios, del “Cross-Fit mental” necesario, para mejorar las posibilidades de sobrevivir, actuando con precisión y eficacia, es crear un Plan Personal de Reacción (PPR).
Como profesionales armados debemos tener, siempre, nuestro PPR. Estructurado de tal forma que posea las características de flexibilidad, adaptación y eficacia necesarias para minimizar riesgos e incrementar las posibilidades de supervivencia, propia o de terceros.
La reacción más habitual, a la vez que más indeseable, ante un evento potencialmente lesivo, es la de congelarse y ser incapaz de reaccionar. Esto ocurre en muchos niveles de nuestra biología y psiquis de animal mamífero. En casi todos estos niveles podemos intervenir para mejorar la capacidad de reacción, mitigando las acciones, o falta de ellas, negativas. Una de esas intervenciones es crear, estudiar, evaluar, estructurar, adaptar y, si es necesario, modificar nuestros propios PPR´s.
Dichos planes no pueden ser rígidos e inamovibles, deben ser flexibles e ir adaptándose día a día, con ensayos personales, mentales y/o prácticos de forma cíclica y, en todos los casos, continua. Buscando crear una tabla maestra básica con la que conformar la estructura de reacción de cada uno de los supuestos con los que podamos encontrarnos en nuestro quehacer, profesional o personal.
La estructura elemental de un PPR debe cubrir, como mínimo, 10 puntos con los que generar la base mental de adaptación y respuesta.
Existe una muy sutil línea entre planificar de forma correcta y planificar en exceso. Los puntos desglosados son las líneas maestras para recopilar datos, analizar y generar respuestas adaptadas a las situaciones dadas.