Por Cecilio Andrade
En el ámbito de la seguridad personal, hablar de aptitud mental, no se trata de salir de casa como si cada día tuviéramos un duelo al sol al más puro estilo Hollywood. Se trata de ver, no solo mirar, nuestro entorno. Captar lo que vemos, no en pasar la mirada sin atención ni interés. Con un mundo centrado en los teléfonos inteligentes, estos tienden a absorber la de sus usuarios alejándolos de ver lo que les rodea.
No buscamos un tiroteo, un simple resbalón en unas escaleras ya puede ser bastante grave, una cartera robada por ir pendiente de Facebook o WhatsApp nos puede estropear el almuerzo ese que pasamos mirando las fotos de la última playmate en la web.
Realmente cada vez vivimos más apartados de nuestro entorno, y si no, levanten su cabeza de su Smartphone o tableta y miren a su alrededor cuando tomen su café matutino, verán pocas cabezas que no estén agachadas sobre sus inteligentes teléfonos. Podría pasar la playmate virtual de antes, real y en carne y hueso, entre ellos y ellas, muy pocas cabezas se darían cuenta de ello.
Debemos reaprender a vivir en el mundo, observarlo, entenderlo, analizarlo y sobre todo estar alerta en él. En lo que nos ocupa, el trabajo de seguridad, con más razón. Ni imaginan la cantidad de “profesionales”, escoltas u operadores que observo “mensajeando” en medio de un operativo, una protección o un servicio cualquiera. ¿No lo creen? Ojala fuera mentira, me habría ahorrado ser siempre el malo y el paranoico del grupo.
Un profesional armado debe vivir en el mundo, estar en él el 100% de su tiempo activo, con una mentalidad, o aptitud mental, adecuada y real. Está ahí para hacer un trabajo, un trabajo que implica estar alerta y capaz para ejercer violencia controlada para evitar una violencia mayor y descontrolada. Ni más ni menos. Pensar otra cosa es vivir en un mundo que no es el real.
La mayoría confían simplemente en su capacidad para usar esa violencia, en general como tiradores, sin darse cuenta que por más dieces que sean capaces de hacer, por más llaves y técnicas de artes marciales conozcan, sin la aptitud mental de reconocer, identificar y prevenir un ataque, no hay mucho a nuestro favor. La única y mejor defensa es simple, estar atento, prevenido y dispuesto a usar la violencia también.
Es tan simple como eso. Es visualizar el entorno, sus “ocupantes” y actuar en consecuencia.
Nadie puede ir las 24 horas del día en situación de alerta, pero si puede ir “observando”. Observando y pensando que cosas están fuera de lugar y de situación. Si lo logramos, raramente seremos sorprendidos, quizás no salgamos de “rositas” pero sin duda la sorpresa no será uno de los factores en nuestra contra.
La siguiente cuestión dentro de la aptitud mental es no asombrarnos ni ver una agresión con incredulidad, algo muy común en nuestros oasis civilizados. “Ese tipo viene corriendo con un hacha, los ojos desencajados y gritando. No puede estar atacándome a mí, no puede……..”, ¿resultado? Podría ser un vendedor de hachas callejero, pero no es muy probable ¿Uds. que opinan?
Si observamos el mundo con una atención normal la sorpresa en nuestra contra es muy difícil de lograr, si mentalmente estamos dispuestos a reaccionar ante determinadas acciones, es indiscutible que nuestro tiempo de reacción se reduce de forma muy importante. El ciclo OODA (Observas-Orientar-Decidir- Actuar) de nuestro cerebro se minimiza y nuestras posibilidades de salir con bien aumentan.
Unos de los mejores sistemas de escalada de atención, al menos a modo de exposición gráfica y visual a la hora de aprender a “vivir en el momento y en el mundo”, es la desarrollada por el Coronel Jeff Cooper en su “Código de Colores de Alerta”.