“La verdadera ciencia de las Artes Marciales significa practicarlas de tal forma que sean útiles en cualquier ocasión, y enseñarlas de tal forma que sean útiles en todos los caminos”. ¿Artes Marciales? ¿Qué Artes Marciales? ¿A que viene eso de “Artes Marciales”?
Pero no, no son “otras” cosas, son lo mismo, lo que hoy llamamos Artes Marciales, tradicionales o modernas, son simple y llanamente lo que hace más o menos siglos cualquier guerrero debía aprender y dominar. Aquellas armas quedaron obsoletas a favor de armas más modernas, cierto, pero sus procedimientos, y las razones de los mismos, no quedaron ni de lejos obsoletos. Dentro de uno o dos siglos estoy seguro que habrá clubs deportivos de Artes Marciales Tradicionales donde enseñen las “Ancestrales “ técnicas de combate con armas de “propulsión química”.
Respecto a la anatomía de combate quizás descubramos que no estamos tan lejos de nuestros ancestros Cro-Magnon o Neanderthal a la hora de usar dos pies, dos brazos, un corazón y un cerebro. Solo les pediré una cosa, recuerden las siguientes palabras del autor, el gran Miyamoto Musashi, “no leas por leer, ni imites, sino que debes tener interés por descubrir tú mismo estas cosas, se debe reflexionar”.
Regresando al principio básico de que con el equipamiento común de dos brazos, dos piernas, un corazón y un cerebro, que compartimos con nuestros ancestros más o menos homínidos, es obvio que pocas variaciones podemos generar si hablamos de posiciones de combate. Lo siento por muchos “descubridores” pero las matemáticas son claras, todo lo que hoy consideramos innovador y transformador, en este campo, no son más que adaptaciones anatómicas puntuales a las “herramientas” y circunstancias de cada época.
¿Qué marca la diferencia a lo largo de los milenios? Obviamente es el factor control, a saber, el cerebro y como lo alimentemos. ¿Les parece correcto? Pues busquen educar la mejor arma que poseen, a saber, el propio cerebro.
1 Comment
Muy bueno,espero mas articulos como estos que nos ayuden en nuestro que hacer diario. Gracias Cecilio.